Domingo 06/12/2015, Madrid-Praga

En marcha!! 

14:00 del domingo en el aeropuerto de Barajas Adolfo Suarez con destino a Praga. Un viaje relativamente corto de alrededor de 3 horas con la compañía Czech Airlines. La única pena fue no ver Praga desde el avión ya que íbamos metiendo en la noche y a estas alturas del año anochece a las 16:30.

Al salir a la terminal esperábamos que nos estuviesen esperando para llevarnos al hotel y, oh sorpresa!, carteles con los nombres de todos menos el nuestro. Llamamos a la compañía con la que hicimos la reserva y nos indican que está de camino. Al llegar el conductor, ni una disculpa ni un ofrecimiento a llevar las maletas, ni un hola.... empezamos a ver el carácter "frío" que nos comentaban de los checos (quizá el hombre estaba mosqueado porque llamamos a su jefe y le dio un toque).

Al llegar al hotel nos encontramos con un tiempo espectacular en estas latitudes y estas fechas, 7 grados. Empezamos a sospechar que no íbamos a utilizar gran parte de la ropa de invierno con la que venimos pertrechados (antitérmicas, calzones largos,... :-))

El hotel nos gustó mucho, Merchant's Avenue Hotel, situado en Mala Strana, pegado a El Puente de Carlos, no podía estar mejor situado. Con una entrada que no te recuerda nada a un hotel, sino más bien a la entrada por un portal a un edificio de pisos, es totalmente recomendable: buena atención, personal dispuesto, habitaciones amplias con camas king size y desayuno incluido.


Después de deshacer maletas y recolocarnos un poco, nos vamos a dar un paseo nocturno por la capital checa. Lo primero que hicimos fue pasear por El Puente Carlos, impresionante, dirección a la Plaza Vieja. Ibamos caminando por las calles sin dejar de mirar las diferentes construcciones y sus fachadas cuando de repente, nos encontramos de lleno con la plaza, qué impresión! A pesar de haberla visto en fotos, llegas allí y es una maravilla. Además tenemos la suerte de verla con los puestos navideños que le dan más encanto. 




A continuación nos vamos a cenar algo porque aún no hemos comido. Entramos por una de las callejuelas que salen de la plaza y nos encontramos con el restaurante Mama Lucy, muy acogedor con una decoración de cacharreo antiguo y una atención muy correcta. Gulash, unas sopas para entrar en calor, pato y como no, un par de cervezas de medio litro. La comida en Praga es contundente, generosa y con buen precio.

Al terminar nos dimos otro paseo de vuelta, prácticamente desandando el camino anterior, para llegar de nuevo al hotel que mañana madrugamos, tenemos reservado una visita guiada por la ciudad.

Hasta mañana!! 

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