Krabi - Krabi

Hoy, después de tomarnos un desayuno continental estilo europeo con sus toques tailandeses, regalo de Apo Hotel y que tuvimos que dejar la mitad por su abundancia, contratamos una excursión en el mismo hotel para conocer un poco la zona (1200bh / 30€ los dos). Las visitas han sido:

Namtok Ron (Arroyo caliente)
Sa Morakot (Piscina esmeralda)
Wat Tham Suea (Cueva del tigre)
Y un recorrido con elefantes.

A las 9:30 nos ha recogido una minivan Toyora que ya venía repleta y nos sentamos en dos asientos libres junto al conductor, un personaje nervioso que cosía todos los carriles y que tocaba el claxon continuamente. Era el único que lo hacía, porque a pesar de que conducen "a su manera" y que todo vale, tienen bastante paciencia. Además de los tuck tuck, los principales medios de transporte son las motos en las que montan la familia completa o motos adaptadas para llevar el negocio y los pickup donde su cajón trasero vale para transportar cualquier cosa y personas.




Al cabo de una hora, más o menos, y después de recorrer 60 km desde Krabi, llegamos a Namtok Ron. Está situada en una zona de bosque sombrío con numerosas fuentes termales. Las aguas termales convergen en una pendiente que forma unas cascadas de agua caliente con una temperatura de 40 a 50 grados centígrados. Allí nos dimos unos baños relajantes (uno sólo y seguido no se aguanta por la temperatura). Es un sitio curioso y alrededor de él han montado un spa con piscinas. El precio no os lo puedo decir porque todos los precios estaban incluidos en la excursión.


De Namtok Ron fuimos a Sa Morakot, a 15 minutos. Nos dieron de comer en mesas corridas a varios grupos comida típica tailandesa de arroz blanco, sopa de pollo con cosas, limón y cilantro (ufff no puedo con el cilantro), unas verduritas entre cocidas y asadas, una carne frita y picante con zanahoria y de postre piña (hay enormes plantaciones de piñas, caucho y palmeras cocoteras y datileras).



Después de comer entramos en Sa Morakot donde el guía nos mostró el recorrido (en un panel) y que hicimos por nuestra cuenta (no tiene pérdida). Prácticamente al empezar a andar nos cayó el primer chaparrón de unos 5 minutos, pero pudimos ponernos a cubierto antes de que nos emparara por completo. La Piscina Esmeralda es una de varias pozas de agua a lo largo de un recorrido en medio de un bosque tropical y en la que los lugareños vienen principalmente los fines de semana. Todas estas pozas son cristalinas y de color esmeralda y en Sa Maratok puedes disfrutar de un baño casi fresquito después de 1,4 km de recorrido.Tanto Sa Maratok como Namtok Ron se encuentran en el Parque Natural Khao Phra Bang Khram.





Llegamos a Wat Tham Suea (Cueva del tigre). Su nombre viene de una leyenda que cuenta que un gran y feroz tigre habitaba esas cuevas de la parte inferior del templo, siendo un sitio realmente peligroso para las personas que se adentraban hasta el lugar, pero que un monje local llamado Jumnean Seelasettho, sin miedo al tigre se instaló en ellas para meditar y vivir allí, llegando a compartir el sitio con este felino como si fuera su mascota. Así que, no hay tigre.

Wat Tham Suea tiene unas maravillosas vistas de 360º y está rodeado, por un lado, por escarpados montes de piedra caliza recubiertos de vegetación tropical y por otro, por una llanura con plantaciones de palmeras. En la cima de una de las montañas está el santuario y unas sinuosas escaleras de 1260 peldaños, que subirlas con el calor y la humedad propia del sudeste asiático suponen todo un reto, se adentran por la vegetación y nos conducen hacia la cumbre para darnos una panorámica e impresionante imagen del lugar.



















Además, hay otros inquilinos por Las ramas de los árboles que sobresalen de la montaña, decenas monos curiosos que se acercan a los visitantes para, literalmente, saquearlos. A nosotros ya nos habían advertido que si te ven con una mochila te la intentan quitar o abrir y que se suelen poner agresivos si no lo consiguen. Como lo sabíamos no la llevamos, pero otra pareja de japoneses del grupo sufrió el intento de atraco sin consecuencias.



Desde aquí, emparados y no por la lluvia si no por el sudor (por primera vez en mi vida escurrí la camiseta y parecía agua), nos fuimos al centro de elefantes. Aquí teníamos una dualidad porque por un lado te hablan, incluso en la televisión tailandesa, de las torturas en algunos centros y por otro lado teníamos ganas de probar el paseo en elefante. Por lo que vimos, en este centro tratan bien a estos gigantes dándoles sus baños después de los paseos y sí, después cada uno como en su sitio y están atados con una cadena en la pata, pero lo mismo ocurre con los perros o caballos encerrados en su box... Bueno, probado está y es bastante incómodo hasta que te adaptas a su paso.



Y aquí terminó la excursión dejándonos de vuelta, nuestro nervioso conductor, a cada uno en su hotel.

Una buena ducha, un masaje con aromaterapia 400 bh una hora (10€) y a cenar comida del lugar en un sitio de lugareños: arroz frito con ternera, sopa de agua de coco con leche y pollo y para terminar unos tallarines de arroz con cerdo. El arroz rico menos la salsa que nos trajeron para aderezar que, además de picar/arder olía a podrido que te tumbaba. La sopa... con una vez vale y los tallarines un poco espesos pero buenos. Todo esto regado con una cerveza Shinga y otra Leo con 5º cada una.
Masajes





Salsa de aderezo

Y por hoy nada más.

Hasta mañana.

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